¿Estás buscando un destino realmente salvaje? ¿Te apasiona la naturaleza en su estado más puro? ¿Quieres conocer la verdadera selva centroamericana? Entonces, no lo dudes más: el Parque Natural de Corcovado es tu lugar en el mundo.
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Localizado al sur de la Bahía Drake y con más de 42.000 hectáreas (incluyendo tierra y mar), se trata de una de las regiones más biodiversas del mundo. De hecho, y de acuerdo con el Sistema Nacional de Áreas de Conservación de Costa Rica, alberga nada más y nada menos que el 2,5 % de la biodiversidad del planeta.
Allí coexisten unas 140 especies de mamíferos, 117 de anfibios y reptiles, 40 de peces de agua dulce, 367 de aves, 6.000 de insectos y 500 de árboles. Toda esta flora y fauna se distribuye entre bosques húmedos y nubosos, ríos, manglares, lagunas, ciénagas y, por supuesto, playas paradisíacas que se extienden por más de 45 kilómetros.
Esta inmensa variedad hace del Parque Nacional de Corcovado en Costa Rica uno de los destinos más codiciados no solo por turistas, sino también por biólogos y todo tipo de investigadores de la flora y la fauna terrestre y marina.
Sin embargo, al tratarse del hogar de muchas especies en peligro de extinción, las autoridades y los organismos interesados, como es el caso del Instituto Costarricense de Turismo, han estado desarrollando una importante misión buscando, por un lado, fomentar el turismo responsable y amigable con la naturaleza y, por el otro, preservar el medio ambiente y a todos los seres que de él forman parte.
No existe en ninguna otra parte del mundo un área tan pequeña que contenga una diversidad biológica similar. En el Corcovado hay entre 25 y 30 ecosistemas diferentes, habitados por poblaciones de animales de gran tamaño, tales como jaguares, pumas, chanchos de monte y tapires.
Una de las iniciativas más acertadas para lograr el equilibrio entre turismo y preservación ha sido la limitación del acceso y la actividad humana dentro del Parque Nacional de Corcovado. Esto ha permitido que los visitantes puedan disfrutar de la naturaleza en su estado más salvaje y, a la vez, conservar el ambiente en su estado más puro para que los visitantes puedan disfrutar de la región tanto como sus antecesores. Ante esto, es importante resaltar que resulta indispensable reservar anticipadamente para poder visitar el parque.
¿Quiénes son los que más disfrutan el parque? ¡Todos! Sin embargo, para aprovechar al máximo el Corcovado son necesarias dos cosas: tener un interés profundo por la naturaleza y estar dispuesto a caminar mucho. Si cumples estos dos requisitos, disfrutarás de una experiencia increíble sin lugar a dudas.
Si estás de paso por la zona, puedes realizar una excursión de un día. Una opción recomendada es tomar un bote desde Punta Uvita hasta la Estación de Guardaparques de San Pedrillo. Esta es una zona de delfines por lo que incluso antes de llegar a tu destino ya estarás disfrutando de las maravillas del Corcovado.
Además, si tienes un poco de suerte y eres buen observador, tendrás la oportunidad de ver a alguna de las cuatro especies de tortugas marinas que llegan a las playas del Corcovado para depositar sus huevos.
En San Pedrillo los guías locales (bilingües) son expertos en la flora y la fauna autóctonas, por lo que terminarás el recorrido (de unas dos horas aproximadamente) con mucha información en la cabeza y totalmente deleitado ante la belleza natural del Corcovado.
No es la intención de este artículo asustar al viajero, pero es importante recordar a los interesados que en los ríos suele haber cocodrilos, por lo cual es fundamental no arriesgarse a nadar en ellos.
También es natural encontrarse, en los senderos del parque nacional, con distintas especies de monos, perezosos, tapires, agutí pacas, mapaches, osos hormigueros y coatimundis.
Pero no solo mamíferos habitan el parque. Cientos de especies de aves extienden sus alas sobre el Corcovado todos los días. ¡Es un espectáculo sin igual! Los senderistas se deleitan con el guacamayo escarlata, el tucán, los tinamúes, el pájaro campana, el buitre leonado, el pelícano, el saltarín coroniazul y el halcón blanco, entre otras especies.
Además de los senderos menores, existen dos que son considerados los principales: uno que recorre la línea de la costa y otro que se interna en el parque. Las zonas habilitadas para acampar son Sirena y San Pedrillo.
¿Cansado de caminar? No te preocupes: tendrás tiempo para relajarte en las hermosas playas bañadas por el Pacífico. ¿Hambre? No hay problema, dado que las excursiones suelen incluir un servicio de picnic. El senderismo no es la única opción en el Corcovado. Las aguas cristalinas que acarician las orillas del parque permiten actividades como natación y buceo (entre tortugas, mantarrayas, delfines y peces de colores). Además, podrás hacer excursiones en kayak o, incluso, practicar la pesca deportiva.
No importa si te hospedas dentro del parque, en Puerto Jiménez, en la Bahía Drake o en cualquiera de las otras poblaciones. Las excursiones por tierra y por mar salen todos los días desde distintos puntos de la zona, por lo que no tendrás tiempo de aburrirte.
Hay dos zonas muy específicas por las que conocer Corcovado: Puerto Jimenez y Bahía de Drake.
En ambas encontrarás aeropuertos locales.
Bahía Drake: puedes volar desde San José hacia Drake y de ahi tomar un transporte terrestre desde donde usualmente se toman los botes que te llevarán a tu hotel.
Si tu hotel está en la zona de Jiménez, el aeropuerto queda prácticamente en el centro del pueblo. Usualmente los hoteles de la zona están en el camino que lleva a la entrada del parque, por lo que lo mejor será que coordines el transporte con tu alojamiento.
Otro aeropuerto cercano es el de Golfito, al otro lado de Golfo Dulce y frente a Puerto Jiménez. De ese aeropuerto salen los pasajeros hospedados en el Parque Nacional Piedras Blancas que pertenece a Corcovado.
Si vienes desde la capital del país, conduce por la Carretera Interamericana en dirección a Piedras Blancas y, cuando llegues a la estación de gasolina de La Chacarita, deberás girar hacia la derecha, yendo hasta Puerto Jiménez. Tu destino es Carate.
Eso sí, ¡ten cuidado! Durante la época de lluvias, el camino se vuelve imposible para los vehículos normales. Ten en cuenta que deberás cruzar varios ríos. Por ello, es recomendable hacer esta travesía en un vehículo apropiado, como un todoterreno.
Otra opción viniendo desde la capital es la de tomar la Carretera Interamericana hacia Piedras Blancas, girar a la derecha en la gasolinera de La Chacarita y continuar hasta Rincón.
A partir de ahí deberás tomar el camino de la derecha hasta Bahía Drake. También puedes escoger ir hacia Sierpe y, una vez allí, tomar un bote a Bahía Drake. Son, aproximadamente, unos 400 kilómetros.
Una tercera opción es tomar la Interamericana desde San José hacia Piedras Blancas, girar a la derecha en la gasolinera de La Chacarita y seguir hasta La Palma. A continuación, avanza un poco más hasta la estación de Los Patos.
Esta ruta, de aproximadamente unos 395 kilómetros de longitud, solo la podrás seguir en la época seca, ya que el río Rincón obstaculiza el cruce, incluso, de los vehículos mejor preparados.
Recorrer el Corcovado en profundidad implica varios días, pero también existen diversas atracciones turísticas y actividades interesantes para realizar en las cercanías del parque.
Ubicado dentro del Cantón de Osa, Bahía Drake comparte con el Cantón de Golfito el parque natural Corcovado. Hasta tiempos recientes sólo se podía acceder a ella por mar, hecho gracias al cual la zona se ha mantenido, en gran parte, virgen.
Recibe su nombre del corsario inglés Sir Francis Drake quien, en el siglo XVI, habría utilizado la bahía como puerto y, según las leyendas locales, para esconder en ella un gran tesoro. Agujitas, con una población aproximada de 100 habitantes, es la localidad más grande de la zona.
Recuerda que, durante la época de lluvias, solo se puede acceder a la bahía en barco a través del río Sierpe o en avión. Muy cerca de allí se encuentran algunos de los mejores hoteles ecológicos de Costa Rica.
El lugar vivió una explosión demográfica en la década de 1970 gracias a una fiebre del oro que atrajo a muchos aventureros a la zona. No obstante, hoy en día es el centro del ecoturismo de la región.
Si lo que buscas son pueblitos de pescadores, con arenas suaves y selvas tupidas, no dejes de visitar Rancho Quemado, La Palma, Los Planes o El Tigre. Son poblaciones pequeñas, con un comercio local reducido y donde sentirás que has retrocedido en el tiempo. La naturaleza mantiene toda la majestuosidad de estas zonas.
A tan solo unos 20 kilómetros de Bahía Drake se alza entre las olas la pequeña Isla de Caño. Con sus 300 hectáreas, este enclave insular es un área protegida y también un parque nacional.
Se trata de uno de los destinos turísticos más visitados de la zona, ya que conserva sus playas vírgenes y posee bancos de coral donde florece la vida marina. Entre los animales subacuáticos se encuentran mantarrayas, tortugas, delfines, estrellas de mar, tiburones, una enorme variedad de peces y, en ciertas épocas del año, ballenas.
Uno de los atractivos que más interesa a los turistas es una serie de esferas de piedra tallada. Constituyen la principal evidencia de actividad humana precolombina en la zona.
Estas petroesferas forman parte de un conjunto que se encuentra deslocalizado por América Central. La mayoría de ellas, unas 500, han sido encontradas en Costa Rica, más concretamente en el delta del río Diquís, en la península de Osa y en esta isla.
Tanto la forma de elaboración como su propósito continúan siendo un misterio a día de hoy. Las hay desde pequeñas, de unos pocos centímetros de diámetro, hasta enormes, con más de dos metros y medio. Algunas de ellas son de una perfección desconcertante.
Los científicos estiman que fueron elaboradas desde el 400 d. C. y hasta la época de la conquista española. Es decir, ¡durante mil años! Esta manifestación artística y cultural ha sido declarada símbolo nacional de Costa Rica y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Esta zona, de difícil acceso, comprende unas 300 hectáreas protegidas que funcionan como centro de investigación de mamíferos y aves.
Es centro de investigación que destaca por contar con una pequeña pista de aterrizaje. La población más cercana con acceso a la carretera es Carate, hacia el este. Sus instalaciones tienen capacidad para unas 20 personas, aunque como es lógico disfrutan de acceso prioritario los investigadores y científicos. Por eso, una vez más, te recomendamos reservar anticipadamente.
Esta es la estación de guardaparques más visitada de la zona pese a que solo se puede acceder a ella en barco. En realidad, es posible llegar caminando desde Bahía Drake, aunque el sendero suele desanimar a más de un viajero: ¡son 7 horas bordeando la costa!
Incluso si eres un viajero experimentado, nunca está de más contemplar ciertas precauciones a la hora de encarar una aventura selvática. Puede que algunas te parezcan un tanto obvias, pero es mejor prevenir que curar.
¿Sandalias? Mejor no. Sí, lo sabemos, hace calor. Pero ten en cuenta que, pese a que los senderos están cuidados y señalizados, estarás caminando por la selva. Un buen calzado, muchas veces, suele marcar la diferencia entre un mal recuerdo y un viaje soñado.
Será indispensable el uso de sombrero o gorra, así como protección solar. No te preocupes por tu peinado, preocúpate por el sol.
Existen distintos tipos de hospedaje en la zona, tanto en las inmediaciones como en el propio parque. Puedes optar por los lodges construidos de forma armoniosa con la naturaleza dentro del Corcovado o, si así lo prefieres, alojarte en alguno de los diversos hoteles disponibles en Puerto Jiménez, Bahía Drake y las poblaciones cercanas.
Lo cierto es que las opciones de alojamiento son amplias y para todos los gustos: desde resorts hasta hostels. Hay posadas rústicas y apartamentos lujosos, pero todos los hospedajes tienen en común la cercanía con la naturaleza.
Si vas a meterte en la selva, será mejor que vayas preparándote para vivir una experiencia lejos de tu teléfono. ¡Y olvídate de Internet! Sí, es cierto, querrás sacar muchas fotos, pero ten en cuenta que estarás en un ambiente muy húmedo, por lo cual es recomendable llevar una cámara de fotos impermeable.
El Corcovado es un lugar único en el mundo. Recuerda estos consejos, toma las precauciones necesarias y, en caso de no estar acostumbrado a realizar esfuerzo físico, ponte en estado para encarar largas caminatas ya que, una vez allí, no querrás perderte todo lo que hay para ver.
Auténtico festival de colores, aromas y sensaciones, el Corcovado es uno de los últimos refugios del mundo en que la naturaleza reina y el ser humano es apenas un visitante. Déjate maravillar por la vida selvática, admira su diversidad subacuática y disfruta de todo lo que ofrece este verdadero paraíso terrenal. Además, podrás realizar tours en la zona gracias a los servicios que te ofrecemos en Asuaire.
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