Serás recogido en tu hotel al final de la tarde, para llegar a una de las reservas de la región de Monteverde, donde serás provisto de una linterna y te presentarán a tu guía.
La caminata nocturna en Monteverde comienza al atardecer, cuando el bosque nuboso hierve de actividad, pues los animales y aves diurnas se retiran a descansar y todas las criaturas nocturnas comienzan a salir de sus escondites para ir a cazar y alimentarse.
Los senderos son generalmente bastante anchos y el terreno aunque no está pavimentado está bien mantenido. Sin embargo, trae zapatos cerrados resistentes, ya que las hormigas rebosan en el piso del bosque.
También debes traer tu cámara y un chip con bastante memoria. Por lo general, el teléfono celular no puede hacer zoom tan claramente como un buen lente.
Podrás ver perezosos de dos dedos, armadillos, puercoespines, pizotes. ranas, tarántulas y otras especies desperezándose o corriendo por las ramas altas de los árboles. Así mismo los insectos y las aves nocturnas inician un magnífico concierto plagado de ruidos distintos.
Es muy importante seguir las instrucciones y permanecer con tu grupo todo el tiempo, pues la jungla puede ser engañosa y si no estás alerta te podrías perder en los senderos.
Caminarás por algo más de una hora por la reserva observando las diferentes formas de vida del bosque mientras tu guía te comenta información interesante de lo que ves. Los guías usualmente llevan equipo óptico de primera, lo que te permitirá ver los detalles en los animales que veas. Además se comunican entre ellos por radio para no perderse de nada que suceda en los alrededores.
Pero, al margen de lo que verás en vida silvestre, te invitamos a que sencillamente disfrutes de la experiencia de los sentidos en el bosque nuboso de noche. Los sonidos, los aromas, la sensación de estar rodeado de vida pueden ser sorprendentes.
Y para coronar la noche, y si no está nublado, el cielo estrellado visto a través de los árboles gigantes y en la oscuridad te darán una inolvidable impresión.
Mantente alerta a todo lo que escuchas y veas, pero más aún, respira el aire de la noche fresca de los bosques de Monteverde e inhala en él, lo más puro y vital de la pura vida de Costa Rica.