El Crucero de la Isla Tortuga viaja a través del Golfo de Nicoya hasta el extremo sur de la península pasando por varias islas donde hay miríadas de aves acuáticas y la legendaria isla San Lucas, donde todavía existen las ruinas de una antigua e infame prisión.
La Isla Tortuga tiene 120 hectáreas, y una hermosa playa de 500 metros que cuenta con la certificación de bandera azul.
El Crucero a la Isla Tortuga comienza temprano cuando su guía y transporte te recogen para llevarte por la Ruta 27 hasta el Puerto de Puntarenas.
En el camino, disfrutarás de una merienda mientras tu guía te explica sobre el viaje, y algunas de las regiones y avistamientos en el camino.
Al llegar al muelle de Puntarenas, abordarás tu bote para el viaje. Puede ser un catamarán magnífico o un cómodo yate.
En el camino, tu capitán compartirá información sobre las islas cercanas y el Golfo de Nicoya, así como sobre Isla Tortuga y la hermana gemela Isla Tolinga. Señalará las diferentes islas y los puntos más destacados del viaje.
También podrás disfrutar de música en vivo a bordo.
Puedes cambiarte de ropa en el muelle antes de subir a bordo o al barco.
La amable tripulación te mostrará las diferentes zonas de la playa y de la isla y desde este punto puedes simplemente disfrutar de cinco horas para descansar en una silla de playa, nadar en las cálidas aguas, hacer snorkel, kayak, remar de pie (Paddle Board), o alquilar una moto acuática.
Una familia que cuida de la isla te ofrecerá las diferentes actividades posibles a un costo separado.
Al mediodía disfrutarás de un almuerzo caliente hecho en la isla por la tripulación. Si eres vegetariano o necesitas una dieta especial, por favor avísanos cuando reserves el tour.
Después de 5 horas de disfrutar del paraíso, estarás listo para volver al barco.
En el camino de regreso a Puntarenas prepárate para una puesta de sol increíble.
Aunque, como todos sabemos, los atardeceres en los trópicos ocurren muy rápido, pero a esta hora del día, con los movimientos del agua y los impresionantes colores del cielo es como si el tiempo se detuviera.
Y este momento en el crepúsculo a bordo de bote puede convertirse fácilmente en el punto culminante de tu viaje.